El 6 de marzo del 2020 almorzaba con mi equipo de trabajo con motivo del cumpleaños de la Ministra, cuando nos informaron sobre el primer contagio por Covid en el país. No quedó más que correr para organizar esa primera conferencia de prensa para informarlo, que trajo consigo comunicaciones diarias y un estado de alerta por los siguientes diez meses en que me mantuve en funciones. Con dicha noticia supe que yo no me podía enfermar, ni ausentarme, mucho menos desconectarme.
Fueron meses angustiantes, adicional al tema laboral, se sumaba el familiar, para ese entonces se consideraron de riesgo los adultos mayores, y esa fue una razón más para declarar que yo no me podía enfermar, por mis tatas. No tuve un día de descanso sino hasta después del 18 de diciembre que fue mi último día en el Ministerio, la ansiedad por información, combatir las fakenews, hacer campañas para motivar al personal de salud o enseñar protocolos sanitarios de interacción social, así como informar impopulares medidas tomadas por los jerarcas, provocaron meses de mucha tensión.
El 2020 fue un año muy solitario, yo me autodeclaré "foco de contagio" por la cantidad de personas que veía diariamente, pues muchas de ellas eran de la primera línea de atención de la emergencia. Prácticamente sólo vi a mi familia y mi equipo de trabajo, y no los mismos días, en ambos casos con medidas sanitarias muy estrictas. El médico de Presidencia me señaló entre las cuatro personas en riesgo de mi oficina, por edad, sin embargo el rol de liderazgo me impedía teletrabajar. Ese tiempo trabajé muchísimo, siempre presencial, y no pocos fines de semana fui a Casa Presidencial al menos un día. Mi dedicación a prevenir el contagio fue 24/7/365, y lo mejor que pude hacer fue adquirir una colección de mascarillas de emprendedoras para ponerle color y diseños a la vida.
Ya fuera de ese trabajo, el 2021 viví muy diferente la pandemia, metida en hospitales, acompañando a papi a su tratamiento. Ya para entonces empecé la persecución por la vacuna, algo que resultó laborioso por burocracia. Para la primera debí demostrar la edad que tenía, y para la segunda que el Ebais que me tocaba no me la ofrecía por haber recibido la anterior en uno distinto, que sí funcionaba en fin de semana.
Recién en el 2021 volví a ver a mis amigos, y conforme tuve las vacunas sentí la libertad para coincidir. Eso sí, con miles de cuidados, en contadas excepciones más de un par a la vez, siempre en lugares abiertos, con distancia y mascarilla la mayor parte del tiempo, excepto cuando ingería algún alimento. Necesitaba el apoyo de mis afectos para sobrellevar la ansiedad y porque soy sociable, pero a la vez sabía que era un riesgo, por lo cual me convertí en la loquita que se ponía alcohol en gel a cada rato, saludaba chocando el codo y planificaba con pinzas cada encuentro.
En el 2022 el virus provocó el dolor de perder a alguien cuyo duelo aún experimenta mi familia.
Estamos a pocos días de que se cumplan dos años de pandemia. Muchas cosas han cambiado en nuestros hábitos e interacción social. En lo personal me he retraído en mis actividades sociales, retomé el gimnasio y las clases de danza presenciales, pero el contacto con las demás personas es mínimo.
A veces me pregunto quién es mi red de apoyo, y me reprendo por haberme alejado de gente que quiero, pero la virtualidad prolongada dificulta el vínculo. Tengo desde el 2010 de vivir sola, y ser bastante autosuficiente. Sin embargo soy muy sociable y necesito recibir un buenos días, buenas tardes o buenas noches, así como un abrazo, reír, y compartir mis alegrías y angustias. Siempre me pregunté cómo resolvería el día que me contagiara, porque verme aislada sin posibilidad de resolverme yo misma mis necesidades, era una preocupación.
Finalmente llegó ese "positivo" no deseado, pero sí que fue positivo, porque supe a cuántas personas les importaba. Mi organismo duró mucho incubando el virus, y hasta un PCR negativo tuve, por el cual volví a ver amigos y familia, a quienes expuse, lo cual me preocupó muchísimo al ver justo el día del amor y la amistad la doble raya en la autoprueba preventiva que me hice.
El 15 recibí el resultado de un PCR positivo, ahí me armé de valor para informar a las personas que había visto, entre ellos mi familia. Quienes ya lo han pasado me tranquilizaron y aconsejaron, quienes no, pues tampoco me lapidaron y se mostraron solidarios. Y siete días después, ya culminando la restricción sanitaria, creo no haber contagiado a nadie.
Esto de tener Covid no es grato, pero ya vivida la experiencia me ha hecho sentir tan querida: los saludos preguntando cómo sigo, ofrecimientos de traerme provisiones, comida en la puerta, productos frescos de la finca, que me cocinaran, hasta compañía a través de la ventana o mediante videollamadas internacionales y nacionales, demostrándome el cariño y preocupación por mi bienestar.
Hoy saldré de cuarentena con una tos necia, un descanso no planificado y un corazón agradecido, por saberme tan querida y bendecida.
Y como buena flamenca, les dedico esta rumbita a mi gente luminosa, que hoy sé bien quiénes son, porque estuvieron ahí, incluso hubo personas que no se enteraron y con quienes sé que podría haber contado.
Gente Luminosa
El Arrebato
Me quedo con quien me cuida
Me quedo con quien me valora
Con quien me hace reír
Y ríe conmigo da igual la hora
Me quedo con quien escucha atentamente mi desahogo
Con quien procura mi bien
Con quien se queda a pesar de todo
Me quedo con quien me pide ponme un whatsapp cuando llegues
Y se alegra más que yo
Si tuve un golpe de suerte
Me quedo con esa magia de una lágrima compartida
Me quedo con quien me ayudó a encontrar aquella salida
Qué guapa es
La gente luminosa
La que baila porque sí
La que sonríe a todas horas
Con la que respiras lento
La que te regala tiempo
Y si un día no lo tiene lo fabrica para ti
Me quedo con quien enciende
Bombillas en mi camino
Saca lo bueno de mí
Y me hace sentirme vivo
Me quedo con quien me pide
Ponme un whatsapp cuando llegues
Y se alegra más que yo
Si tuve un golpe de suerte
Me quedo con esa magia de una lágrima compartida
Me quedo con quien me ayudó a encontrar aquella salida
Qué guapa es
La gente luminosa
La que baila porque sí
La que sonríe a todas horas
Con la que respiras lento
La que te regala tiempo
Y si un día no lo tiene lo fabrica para ti
Qué guapa es
La gente luminosa
Esa que no se preocupa de la marca de tu ropa
La que pone a la alegría
Siempre en su menú del día
Gente que ilumina el mundo
Gente guapa como tú
Gente que hace lo que sientan aunque sea temblando
Que le saca la lengua a la vida, sin hacer daño
Y si sube la marea no va a soltar tu mano
Gente que ahuyenta las nubes negras
Porque tiene el poder de la luz
Qué guapa es
La gente luminosa
La que baila porque sí
La que sonríe a todas horas
Con la que respiras lento
La que te regala tiempo
Y si un día no lo tiene, lo fabrica para ti
Qué guapa es (qué guapa es)
La gente luminosa
Esa que no se preocupa de la marca de tu ropa
La que pone a la alegría
Siempre en su menú del día
Gente que ilumina el mundo
Gente guapa como tú
Gente que tiene el poder de la luz.✨
3 comentarios:
Pues aquí seguimos acompañándote y a tu lado virtualmente. Qué bueno que ya se cumple tu cuarentena. Abrazos.
Me encantó esa rumba desde que la escuché y más me gusta estar rodeada de gente luminosa como vos. Un abrazo y a partir de mañana a volver a las andadas! 🥳
Esa canción también se las había enviado que la compartí de una amiga que quiero montones que vive en Estados y concluyó que definitivamente debemos rodearnos de gente que nos trasmite eso a nuestras vidas tqm y le agradezco a la vida por que continuemos siendo amigas después de tantos años
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