Hoy leí que es el Día de la Salud Mental y me puse a reflexionar por lo lastimada que está la de todos tras 19 meses de pandemia.
Sí bien traíamos una salud mental deteriorada, por las demandas de estos tiempos, lo acontecido en los últimos meses ha servido de acelerador en procesos que ya traíamos. Ansiedad, depresión, estrés y tantos males mentales han encontrado cabida.
Escribo esta entrada al blog para invitarlos a que reflexionen sobre sus hábitos y qué hacen por su salud mental. Empiezo yo.
Danza
A mis 3 años empecé a practicar danza, y si bien nunca me he dedicado a ello, sí he hecho del movimiento pieza fundamental en ese rompecabezas que complementa mi salud mental. Es curioso que esto que tanto disfruto en ocasiones me ha llegado a causar estrés, pues claro, cuando perdemos el propósito se pierde el resultado esperado. Por lo anterior siempre me aseguro de que los procesos concernientes a la danza sumen al bienestar, y es allí donde no me afano por la perfección ni que se torne en obligación.
Bailar semanalmente es para mi como respirar, pero nunca puede ser por competencia, para lucirme en una presentación o por obligación, cuando dejo de disfrutarlo, entiendo que no se está cumpliendo el propósito y migro a otra danza, o pongo límites que me permitan el balance que me haga sentir en bienestar. Actualmente procuro bailar tres veces por semana, he tenido épocas de hacerlo diario.
Yoga y meditación
Estas prácticas de bienestar de origen hinduista, son lo que en mi cultura entendemos como “estate quieto”. En dos platos, me obligan a bajar revoluciones y procuro hacerlo al menos un par de veces por semana. Encontrar un buen maestro es clave, y poner nuestros propios límites también, en el tanto son prácticas que en su esencia son buenas, en la medida que no pierdan su esencia, la cual es precisamente conocer nuestros propios límites y reconocer que no somos iguales y a cada quien se le facilitan o dificultan fases, indistintamente género, edad y contextura.
Lo más valioso de este hábito, es que la mente es la protagonista, tanto en el caso del yoga como de la meditación.
Afectos
Crecí sola por ser hija única, vivo sola por ser divorciada y sin hijos, y trabajo sola, por hacer teletrabajo; así que el compartir diario con mis afectos se ha vuelto esencial. Hace un par de años me dedicaba más a los amigos, eran muchos y yo callejera, así que siempre tenía plan. Estos tiempos en que se nos insta a estar en burbuja, modificaron esteárica práctica.
A quienes elijo ver los selecciono considerando sus hábitos en pandemia, que vayamos a compartir tiempo de calidad y que me hayan hecho falta y a la inversa, en el 2020 en que no vi a nadie más que mis papás. Las personas van y vienen en nuestras vidas, los caminos se acercan o no conforme a los intereses y procesos de vida, sin embargo esos que llamo “afectos cercanísimos” son a quienes sé incondicionales en las buenas y en las malas, con quienes puedo reír, pero también llorar, y que en el 2021 me han acompañado a llevar la incertidumbre este año en particular en que la vida me movió el piso, quienes han preguntado y sido empáticos con mis emociones.
Espiritualidad
En este apartado no me refiero a religión, pues el concepto espiritualidad lo considero más amplio y preciso. Nuestras creencias y valores representan un sentir, y es así como la paz la encontramos tanto en el término hinduista “Ahimsa” (no violencia) como en el acto católico “dar la paz”.
Sobre espiritualidad no me extenderé pues es muy personal, pero ya me habrán escuchado en múltiples ocasiones mencionar a mi Virgen de la Medalla Milagrosa, y también a rituales anuales como el Holi, el Diwali y Navidad, y compone ese sincretismo espiritual, que solo yo me entiendo.
Productividad
Mi necesidad de sentirme productiva y la pasión por mi profesión, pueden ser tanto gratificantes como autodestructivas. No pocas veces mis jefes me ha dicho que doy más de lo que esperan, y claro, me encanta me lo digan, pero hacer de esto un hábito e irrespetar horarios personales de descanso, alimentación, formación o entretenimiento, hacen indispensable que el balance exista.
Dejo acá cinco reflexiones sobre las prácticas que componen mi bienestar y agregan a mi salud mental. No creo haber sido exhaustiva, porque sin duda hay muchos más hábitos que no mencioné, pero ahora te pregunto a vos ¿qué hacés por tu salud mental?
Te leo…